Recuperamos 'El camino', de Ana Mariscal, joya perdida del cine español
El próximo martes 2 de noviembre a las 19:50 iniciamos la temporada de otoño de nuestra sección TREN DE SOMBRAS, dedicada a la proyección de clásicos restaurados. Abrimos con El camino, de Ana Mariscal, una de las directoras más reconocidas del cine europeo del siglo XX y absoluta pionera en España.
Adaptación de la novela homónima de Miguel Delibes, en su momento no tuvo estreno en nuestro país por considerarse inapropiada para su exhibición. El festival de Cannes ha rescatado este año la obra del olvido con una nueva copia restaurada, fruto del trabajo del hijo de la realizadora y de la distribuidora francesa Karma Films.
El filme, que ha sido calificado en ocasiones como de corte neorrealista, sigue los pasos de Daniel, un chico que pasa sus últimos días en la aldea antes de ir a estudiar a la ciudad. Durante las horas previas a su marcha, echa la vista atrás y le invaden los recuerdos de un lugar que observa desde la idealización y con marcada nostalgia. Rodada toda en exteriores en la comunidad de Madrid, la cinta es una ventana a una España ya desaparecida, que retrata muy bien una época.
El camino fue la octava película de las once en total que acabaría por dirigir Ana Mariscal y una de las que obtuvo mejor recepción crítica. Su ópera prima, Segundo López, aventurero urbano (1953) es todo un clásico de los años cincuenta, con un estilo de corte realista que no ocultaba las miserias del régimen franquista. La relación entre el campo y la ciudad, con el éxodo del primero a las segundas en esos años, es algo presente en los dos largometrajes. Estas características, propias del neorrealismo italiano, fueron seguidas por pocos en España, con casos contados como el de ella, Marco Ferreri (El cochecito) o José Antonio Nieves Conde (Surcos).
Fue en una producción de Manuel Mur Oti, Un hombre va por el camino (1949), en la que Mariscal conoció a quien acabaría por ser su marido, el director de fotografía Valentín Javier. Juntos decidieron poner en marcha Bosco Films para realizar filmes más personales. Por aquel entonces Mariscal ya levaba alrededor de una década trabajando en títulos de gran repercusión comercial como Raza, de José Luis Sáenz de Heredia, filme sintético del ideario franquista y uno de los preferidos del dictador. Su carrera cambiará por completo a inicios de los cincuenta, centrándose en la dirección y producción de estos filmes más independientes y nada complacientes con la España del momento. Continuará, eso sí, actuando de manera más esporádica en diversos títulos. En 1995 se le concedió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, otorgada por el Ministerio de Cultura.